lunes, 30 de septiembre de 2013

Frank Dicksee - The Confession, 1896

Alguna vez, sé, cuando tu y yo ya no seamos lo que hoy somos, nos tropezaremos en el camino, para vernos sin vernos. Toparé con tu voz fantasma de aquella otra que con su cadencia me hacia despertar los sentidos llegando a mi sin nunca llegar, porque ya no iré a ningún lado para buscar tu palabra temblando en mi garganta.
Hoy tengo hambre de nuevos amaneceres, de que corra la risa sin prisa ninguna.Por eso vaciaré mi vida de los mapas que alimentaron mis rutas, rutas que me llevaban a destinos conocidos y con nuestra historia en cada esquina de las ciudades que pisamos.
Necesito amnesia de lugares, de recuerdos gastados de tanto recordarlos, de vivencias vividas una y otra vez por no poder renovarlas... y en esa distancia, cuando los hechos se fuercen un poco mas y me acorralen contra la pared, ya no daré la espalda por no ceder a la realidad ,despejaré las malezas que cubren la entrada, y desnuda de ti,cruzare con la niña que vive en mi en los brazos,abierta...ansiosa de aire limpio.
Descubriré mi nueva vida, con susto y esperanza, con nostalgias que se adueñen de mí cuando flaquee .Y con ese asombro renovado que la rutina y el acostumbramiento disfrazaron de verdad cotidiana. 
Habrá días de lluvia pero también de sol, de duras soledades y nuevas compañías, de sentirme seca e hidratarme en renovadas vivencias y colorear mi vida con el sabor de una palabra, con el tacto de un suspiro, con el guiño del destino, con el sudor de una esperanza y el olor de todos los sueños.
Alguna vez amor mío sé, cuando tu y yo ya no seamos lo que hoy somos, nos tropezaremos en el camino...y se que los dos aunque no lo digamos sabremos que no hubo vencedores, ni vencidos,solo un equivoco que nos precipito a la distancia...
Con Amor Frivolina.

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