domingo, 23 de junio de 2013

    LA CONFESION


Los días pasaban vertiginosamente, aún no tenía conciencia de haber despertado cuando (y para mí de una forma absolutamente mágica) la noche se cernía sobre mí como un pesado manto…yo intentaba desesperadamente alejarme de aquella cadena de hechos invisibles para mí ,de esos hechos que me ataban a una mediocre existencia...pero cuanto más intentaba luchar contra la modorra de los días mas y mas hundía en la desesperanzada certeza de que aquello era inevitable y que debía cumplirlo como cualquier preso juzgado y condenado por un tribunal superior .Sin fuerzas apenas para rebelarme contra mi destino ,intentaba no dejar de soñar constantemente y en esa niebla del sueño jamás era consciente del lugar en el que me encontraba y todos los que me veían pasar ajena al devenir de las horas me consideraban alguien frio y duro como un pedernal porque no dejaba ni una sola mueca al descubierto.
Solo lo hacía por miedo a que descubriesen lo aterida que estaba, me horrorizaba tener la debilidad de caer en los brazos de quien al descubrirme así viniese con sus buenas intenciones a paliar mi frio y yo vencida ya por el paso del tiempo en ese desierto de hielo en el que me hallaba, dejase que sus brazos rodearan la soledad de mi cintura…me aterraba la debilidad en la que caería y tenía la certeza que  al sentir ese calor quedaría quemada ya totalmente en la compasión de los que solo sienten esa virtud, pero no saben amar…y yo quería quemarme hasta las cenizas en el amor supremo del que lo entrega para inmolarse también en ese fuego…

¿Me salvare?...

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