viernes, 15 de mayo de 2015



Estoy vistiéndome de tristeza...no es un color definido el de mi traje, no…y tampoco sé muy bien como es la textura. Sé que se funde en  la piel componiendo este tejido de vaho somnoliento. Como una gasa funeraria, como un complejo tejido de araña pegajoso y continuo. Quizá sea gris o amarillo pálido...un color pajizo de labio apretado y fino. No se…
Me estoy vistiendo de tristeza para acudir al evento diario del tiempo perdido. Me invitaron sin derecho a rechazar la invitación…y aquí estoy a regañadientes. Vestida de tristeza y con el corazón en una jaulita pequeña que llevo como si fuese mi bolso  a todas partes.
Los jirones de aire limpio que cruzan el cielo plagado de duda-insecto, hacen que pueda respirar un poco. El resto del tiempo tengo puesto un respirador automático prestado por la Seguridad Social para desahuciados del Amor. 
Que duro es no querer y poder…porque a pesar de todo PUEDO seguir esta senda de angustia sin caer traspasada por un rayo. Se conoce que Cupido solo lanza flechas con veneno que no mata…La primavera explota en los caminos y yo me visto de invierno todos los días. ¡! Que torpe aquel que como yo no aprovecha la migración de las aves para huir!! Algún día el deshielo general de los glaciares me arrastrara hasta el mar para vestirme de espuma…me han dicho las sirenas que es el color de la felicidad y de donde procede todo lo que empieza.

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